La crisis de vocaciones científicas: por qué faltan investigadores jóvenes en el Perú

La crisis de vocaciones científicas: por qué faltan investigadores jóvenes en el Perú

En Perú, la falta de investigadores jóvenes responde a un ecosistema científico precario, sin incentivos sostenibles, con fuga de talentos y escasa articulación entre universidad, Estado y empresa. En 2025, el país invierte menos del 0,2% del PBI en ciencia y tecnología, y solo el 0,1% de los jóvenes opta por carreras científicas.

Hay preguntas que no se hacen en voz alta porque incomodan. ¿Por qué en Perú hay tan pocos jóvenes que quieren ser científicos? ¿Por qué los laboratorios universitarios parecen más depósitos que centros de investigación? ¿Por qué los mejores cerebros se van y no vuelven? No es solo una crisis de vocaciones. Es una crisis de país.

En 2025, el Perú enfrenta una paradoja dolorosa: mientras el mundo se disputa talento científico para enfrentar pandemias, crisis climáticas y revoluciones tecnológicas, aquí los jóvenes que podrían investigar están migrando, desertando o resignándose. No por falta de capacidad, sino por falta de condiciones.

Un país que no financia su futuro

La inversión pública en ciencia y tecnología sigue siendo simbólica. Según el Concytec, Perú destina apenas el 0,15% del PBI a investigación y desarrollo. Muy por debajo de países como Chile (0,34%) o México (0,31%). Esto se traduce en laboratorios obsoletos, becas insuficientes, salarios bajos y proyectos que dependen de voluntarismo más que de política pública.

En el Informe de Infobae, se advierte que la fuga de talentos científicos se ha acelerado desde 2021. La incertidumbre política, la inseguridad y la falta de oportunidades han empujado a cientos de jóvenes investigadores a buscar becas en Europa, Estados Unidos o incluso en países vecinos. Muchos no regresan.

Vocaciones que se apagan antes de encenderse

La vocación científica no nace en la universidad. Nace en la escuela, en el hogar, en el entorno. Pero en Perú, la ciencia sigue siendo una materia marginal en la educación básica. Los laboratorios escolares son escasos, los docentes no tienen formación científica actualizada y los concursos escolares de ciencia son eventos aislados, no parte de una estrategia nacional.

Según el Ministerio de Educación, solo el 0,1% de los estudiantes de secundaria elige carreras científicas al terminar la escuela. La mayoría opta por administración, derecho o contabilidad. No porque no les interese la ciencia, sino porque no la conocen, no la ven, no la viven.

Tabla: indicadores de vocaciones científicas en Perú (2025)

IndicadorValor actual (2025)Fuente
Inversión en I+D (% del PBI)0,15%Concytec
Porcentaje de jóvenes que elige carreras STEM0,1%Minedu
Investigadores por cada 1.000 habitantes0,4UNESCO
Fuga de talentos científicos (2021–2025)+35%Infobae
Presencia femenina en carreras científicas14%SUNEDU / RPP

Fuentes: Concytec, Infobae, RPP

El desencanto universitario

En las universidades públicas, los estudiantes de ciencias enfrentan una realidad contradictoria. Por un lado, tienen vocación, talento, compromiso. Por otro, deben lidiar con equipos obsoletos, trámites interminables, docentes sobrecargados y falta de financiamiento para tesis o pasantías.

En las privadas, la situación es más diversa. Algunas —como la PUCP o la Universidad Cayetano Heredia— han logrado consolidar centros de investigación competitivos. Pero el acceso es limitado, y la investigación sigue siendo una actividad secundaria frente a la docencia.

Testimonio: “Me fui porque aquí no podía investigar”

Luis, 28 años, biólogo formado en San Marcos, obtuvo una beca en Alemania para estudiar microbiología. “En Perú, mi tesis estuvo parada seis meses porque no había reactivos. En Berlín, tengo acceso a todo. Me duele, pero no pienso volver. Aquí no se valora la ciencia”.

Su historia no es excepcional. Es parte de una diáspora silenciosa que debilita el sistema científico nacional. Y que, si no se revierte, condena al país a depender siempre de conocimiento importado.

¿Qué se puede hacer?

La crisis de vocaciones científicas no se resuelve con discursos. Se necesita una política pública sostenida, articulada y generosa. Algunas propuestas urgentes:

  • Reformar la enseñanza de ciencias en la escuela: laboratorios, formación docente, concursos, mentorías.
  • Financiar becas nacionales de investigación: con condiciones dignas, continuidad y enfoque territorial.
  • Articular universidad, empresa y Estado: para que la ciencia tenga impacto real y empleo estable.
  • Visibilizar a los científicos peruanos: en medios, en redes, en narrativas que inspiren.
  • Garantizar condiciones laborales para investigadores: contratos, salarios, infraestructura.

¿Y las mujeres en la ciencia?

La brecha de género es otro obstáculo. Según RPP, solo el 14% de las matrículas en carreras de tecnología e información corresponde a mujeres. Aunque hay avances, aún persisten estereotipos, acoso académico y falta de referentes.

Rosa Vásquez, científica peruana reconocida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo, lo dijo con claridad: “La ciencia necesita diversidad. Y Perú necesita creer que sus mujeres pueden liderar laboratorios, no solo aulas”.

Una vocación que necesita país

La ciencia no es un lujo. Es una necesidad. Y los científicos no son héroes solitarios. Son ciudadanos que necesitan condiciones, respeto, comunidad. En Perú, la vocación científica está viva, pero asfixiada. Y si no se respira, se apaga.

La pregunta no es por qué faltan investigadores jóvenes. La pregunta es por qué el país no los cuida. Porque sin ellos, no hay vacunas, ni energía limpia, ni soberanía tecnológica. Solo dependencia, improvisación y atraso.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *